POR: ORLANDO MONTENEGRO ROLÓN
Santiago de Cali
Septiembre 19 2017
“Así como es un don de
los hombres de gran talento decir muchas cosas en pocas palabras, es por
desgracia en los sujetos de pocos alcances hablar mucho para no decir nada”.
Molière (Jean-Baptiste
Poquelin)
Viniendo
del Presidente Trump que es ligero y mordaz en sus expresiones, desatinadas o
fuera de contexto, cualquier cosa se puede esperar; aunque ya varias veces le
ha tocado salir a rectificar a medias. El pasado miércoles 13 de septiembre de 2017, el Jefe de la Casa Blanca amenazó con “Descertificar” a Colombia, aduciendo el incremento de los cultivos de coca en
suelo colombiano. Lo irónico es que el consumo de sustancias psicoactivas en
USA sigue en aumento elevándose a casi una pandemia.
“Consumo y venta de cocaína aumenta en los Estados
Unidos.
No cabe duda de que el consumo
de cocaína en Estados Unidos aumenta. Los consumidores novatos
pasaron a 61 por ciento entre 2013 y 2015, mientras que el número de personas
muertas por sobredosis de cocaína subió 55 por ciento entre 2012 y
2015 para un total de 6.800 muertas, según un informe de diciembre de 2016”.
Fuente:
Criterio hn. Periodismo amplio e incluyente
El diario El tiempo de Bogotá, el pasado 18 de marzo de 2017, también tituló:
“Asocian aumento de consumo de cocaína en Estados
Unidos con Colombia.
Organismos sugieren crecimiento en el uso del alcaloide,
con más de 1,9 millones de consumidores”.
A líneas seguidas el columnista Sergio
Gómez Maseri del diario La Nación detalló:
“Eso, al menos, es lo que se infiere de
datos que fueron suministrados por la Casa Blanca a este diario e información
ya publicada por distintas dependencias del Gobierno estadounidense en los
últimos meses.
En su mayoría, las estadísticas parten
de la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas que realiza anualmente el
gobierno de EE. UU.
En su más reciente reporte, que evalúa el año 2015, esta dependencia sostiene que entre el 2009 y el 2014, el consumo de cocaína reportado entre mayores de 12 años osciló entre 1,4 y 1,7 millones de personas.
Pero en el año 2015 esa cifra saltó a 1,9 millones de personas (0,7 por ciento de esta población), un incremento del 23 por ciento si se compara con el dato del 2014 (1,5 millones de personas) y la cifra más alta desde el 2008”.
En su más reciente reporte, que evalúa el año 2015, esta dependencia sostiene que entre el 2009 y el 2014, el consumo de cocaína reportado entre mayores de 12 años osciló entre 1,4 y 1,7 millones de personas.
Pero en el año 2015 esa cifra saltó a 1,9 millones de personas (0,7 por ciento de esta población), un incremento del 23 por ciento si se compara con el dato del 2014 (1,5 millones de personas) y la cifra más alta desde el 2008”.
En
primer lugar, todavía a la mayoría de los colombianos nos parece inadmisible que el Presidente de USA se atribuya el “derecho” de “Certificar” o no a un país con el único pretexto
del aumento de los cultivos de coca. Si bien es cierto, el proceso de
certificación de aquellos países considerados como productores y puntos de
tránsito de drogas ilegales, es requerido por ley (Sección 489 y 490 del Acta
de Asistencia Extranjera de 1961, enmendada) y que leyes `posteriores le
otorgan la facultad al Presidente de USA tres opciones: certificar, negar la
certificación o dar una certificación de interés nacional. Bajo principios de Equidad y Reciprocidad, igual tendría que “Descertificarse”
USA así misma no sólo por el aumento interno del consumo, sino por estimular la
producción.
Considerando que los precursores son las
sustancias o productos químicos autorizados y que por sus características o
componentes puedan servir de base o ser utilizados en la elaboración de
estupefaciente.
“Según la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, un
organismo de las Naciones Unidas) en el periodo 2010-2012 se fabricaron
precursores químicos en alrededor de 77 países, pero muchos más participaron en
el comercio de estas sustancias (122 informaron haber exportado precursores,
mientras que 155 reportaron importaciones). Los precursores más relevantes por
su valor económico son el anhídrido acético, el permanganato potásico y la
pseudoefedrina, que sin perjuicio de sus usos legales son utilizados en el
mercado ilícito para fabricar heroína, cocaína y metanfetamina”.
Por ejemplo:
“A principios de la década del 2000, la
mayor parte de la metanfetamina que circulaba en los Estados Unidos (primer
consumidor mundial de esa sustancia) se producía a nivel interno, con
precursores introducidos de contrabando a través de Canadá o México. Sin
embargo, según reportó la JIFE en 2007, el mejoramiento de la fiscalización en
Canadá y una fiscalización aún más estrecha en los Estados Unidos derivó en una
disminución de los laboratorios clandestinos que funcionan en ese país y el
traslado de la producción al otro lado de la frontera con México. En su informe
de 2008, ese organismo destacaba que las rutas estaban desplazándose a sitios
que carecían de la infraestructura necesaria para detectar el tráfico ilegal de
precursores químicos, e informaba el hallazgo de "modestas"
cantidades de precursores de ETA en Argentina, la mayoría de ellas con destino
probable a los laboratorios mexicanos”.
Es fácil colegir que estos precursores
químicos para el procesamiento del alcaloide años atrás eran introducidos
ilegalmente a Colombia provenientes de países como Alemania, Holanda y USA, lo
que necesariamente induce a un replanteamiento integral y global que enfoque al
cultivo, procesamiento y consumo de la coca para poner en balanza “el castigo” sólo al cultivo de la planta que es ancestral y milenario. Con la
globalización de las comunicaciones y la tecnología ya algunos precursores son producidos
por personal especializado al servicio del lucrativo ilícito.
Justamente
el mismo periódico El Tiempo de Bogotá, desde el pasado 27 de abril de 1998, la periodista redactora Ivonne Malaver S, se ocupó del tema
específico bajo el título:
“Mafia de precursores gana la guerra.
Mientras las autoridades centran su atención en detener
cargamentos de drogas y destruir cultivos de coca y amapola, una silenciosa
mafia, sin la cual sería imposible la producción de cocaína y heroína, sigue
haciendo operaciones millonarias sin mayores problemas.
Se trata
del Cartel de los precursores , que comercia con un grupo de 28 sustancias
químicas indispensables para procesar las hojas de coca y el látex de la
amapola, las cuales ingresan al país mediante importaciones legales y de
contrabando.
Se
desconocen quiénes son los principales capos de esta organización, pero las
cifras de sus negocios son tan desalentadoras como las del aumento de la droga
ilícita (674 toneladas anuales) que se produce en Colombia gracias a los
insumos químicos que ellos trafican.
Anualmente, el narcotráfico necesita por
lo menos 198.750 toneladas de precursores químicos para procesar las hojas y el
látex de las 79.500 hectáreas de cultivos ilícitos que calcula la Policía
Antinarcóticos (para procesar una hectárea se requieren 2,5 toneladas de
precursores químicos). Esto sin contar otros estimativos que hablan de más de
100 mil hectáreas de cultivos de coca y amapola.
Además de los insumos químicos,
anualmente el narcotráfico requieren 39.000 toneladas de cemento, 148.000 de
gasolina, 1.200 de herbicidas, 25.100 de fertilizantes y 600 de plaguicidas”.
No
es fácil el control de los precursores químicos porque tienen una amplia gama
de usos industriales. La acetona, por ejemplo, es un componente esencial de las
pinturas. El permanganato de potasio, conocido como “PP” por los agentes
antinarcóticos, es un oxidante que se usa para tratar aguas servidas,
desinfectar la piel de los animales y evitar que el banano madure demasiado
rápido. Pero también se utiliza para la cocaína colombiana.
Por estos
días el Presidentes Santos, aprovechando la reunión de la ONU, se reunirá el
martes 19 de septiembre de 2017 con el Presidente Trump en el Palace Hotel, en
Nueva York para tratar temas bilaterales entre ellos seguimiento a la
iniciativa sobre Colombia Sostenible, creada para apoyar el posconflicto con
las FARC y seguramente por ser un delito trasnacional, el tema del incremento
del los cultivos de coca estará sobre la mesa y muy seguramente, como ya lo
hizo público, el mandatario colombiano se las ideará para conversar sobre el
cómo desestimular consumo.
Es de
pleno conocimiento de la opinión internacional que en esta lucha universal
contra el narcotráfico Colombia no sólo ha puesto una alta cuota de vidas.
También ha sido sin escrúpulo alguno bandera electorera a las insulsas y
huecas campañas presidenciales aliñadas de cizaña, odios, sed de venganza y el
poder como la que se avecina en 2018.
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NOTA: El contenido del presente articulo, expresa el pensamiento de su autor, de forma autónoma e independiente